Cuando en 1949 Mary McCarthy estaba a punto de publicar la novela El Oasis, muchos fueron los personajes de la élite cultural estadounidense que pusieron el grito en el cielo. Philip Rahv, de hecho, consideró ponerle una demanda para impedir su publicación. Rahv no estaba nada de acuerdo con que McCarthy, su examante, lo hubiera retratado como uno de los ridículos personajes de su novela. Y es que la escritora estadounidense desplegó su lado más controvertido y sarcástico para plasmar un polémico retrato de la esfera intelectual de su época.
Finales de los años cuarenta. Tras la II Guerra Mundial y ante la perspectiva de la Guerra Fría que se avecina entre Estados Unidos y la URSS, un grupo de neoyorkinos decide instalarse en una comuna a la que bautizan como «Utopía» en las montañas de Nueva Inglaterra. Sin embargo, ya incluso antes de instalarse en lo que será su nuevo hogar basado en una moral más elevada que la de aquellos que gobiernan en el mundo del que provienen, se produce un cisma ideológico que provoca la división en dos grupos: los puristas y los realistas.
Los líderes de ambas facciones ya dejan entrever el esperpéntico reparto de vecinos comunales. A la cabeza de los puristas se encuentra el editor de ideología libertaria Macdermott, un pusilánime sin opinión propia; al frente de la facción realista está William Taub, un amargado exmarxista cuyo mayor deseo es ver fracasar la empresa de Utopía, aunque, alberga una secreta esperanza de que prospere. Junto a sus compañeros, entre momentos en los que parece que al final podrán alcanzar la tan ansiada paz y estabilidad, se intercalan incidentes que McCarthy narra con una pluma afilada y divertidísima. ¿Os imagináis una crisis de Estado por el fracaso de un pícnic pequeñoburgués de recolección de fresas?
Hasta ahora inédita en España, Impedimenta edita El Oasis en un momento en el que se agradecería la pluma de McCarthy para retratar de nuevo a una generación desesperanzada, sabedora de que hay que hacer algo para que no suceda lo peor, pero que se pierde en las ideologías y no llega a vislumbrar las estrategias. En prólogo a esta edición, una «feroz» Vivian Gornick, a la que muchos consideran heredera de McCarthy, entiende que Utopía supone el sueño de una ideología incapaz de materializarse. Es la comuna imaginada en El Oasis un «fracaso de la imaginación moral», según Gornick.
«Un hombre puede vivir sin respetarse a sí mismo, pero un grupo se hace añicos, se disgrega, cuando ve el reflejo de su propia fealdad».