Recientemente se ha publicado en nuestro país la última novela de Toni Morrison: La noche de los niños. Aunque esta es una novela menor en la producción de la autora, se lee con fervor y desmesurado interés, y es de una calidad notable en comparación con las novedades que mensualmente se arremolinan en las librerías. Es indiscutible que Morrison es una de las mejores escritoras estadounidenses: lo respaldan el National Book Critics Circle Award por La canción de Salomón en 1977, el Premio Pulitzer que recibió en 1988 por Beloved y el Premio Nobel de Literatura que le fue concedido en 1993, cuando únicamente había publicado seis novelas.
El estilo de Morrison se ha rejuvenecido, aunque mantiene su esencia: sigue siendo un placer leer cada una de las páginas que escribe. Sus temas han sufrido una evolución similar: una vez más, aborda, aunque desde una óptica inusual, las diferencias sociales entre blancos y negros, alertando de la discriminación a estos últimos en la historia de los Estados Unidos de América; una vez más, revela a sus lectores la marginación que han sufrido en el colegio, en la Iglesia (hoy en día nos resulta insólito que en un tiempo hubiera dos Biblias y, para casarse, únicamente pudieran colocar su mano sobre el ejemplar destinado a las personas de color), en la calle y en el ámbito laboral. Por ello y siguiendo los consejos de su madre, Bride se repite y convence de que es muy negra, negándose a disfrutar de la vida y temiendo las opiniones y comentarios de sus allegados. Su estigma enternecerá al lector que, despojado de prejuicios, ve en la protagonista una joven que se encuentra perdida. Desgraciadamente, en los últimos años estamos contemplando un auge del racismo y nos encontramos alertados y atemorizados por lo que pueda suceder en el futuro; merece la pena reflexionar sobre la situación actual leyendo esta novela: quizás las claves de la segregación puedan encontrarse en un relato sobre injusticias y discriminación, en la literatura, al fin y al cabo.
La noche de los niños aborda, además, el tema de los abusos sexuales. A pesar de la dureza del asunto tratado, no se convierte en algo lacrimógeno o estereotipado: la autora es capaz de desenvolverse con absoluta maestría, regalándonos una lección magistral de literatura y de vida. Realmente las novelas de Morrison son obras de personajes: hombres, mujeres, ancianos y niños que son mancillados, señalados o simplemente han cometido un grave error que les marcará su existencia. Así, su narrativa rebosa de personajes humanos, con sus virtudes y defectos, que son difíciles de olvidar. Si aún no habéis descubierto a Toni Morrison, no sé a qué estáis esperando.
2 ideas sobre “La luz de Toni Morrison”
Interesante,con una redacción brillante y con el sello de tu propio estilo»Como debe de ser»Mucho que aprender de ti wapa!!!!Gracias!!!Buen Articulo…
Muchas gracias, Clau.