Revista Digital

La gravedad de no descubrir a Marianne Fritz

La gravedad de las circunstancias

Pocas novelas me han impactado tanto últimamente como la que tengo entre mis manos. Ya el prólogo de Juan de Sola nos anticipaba la maravilla en la que nos embaucábamos, tras analizarnos la intensa y peculiar vida de su autora y sus obras más emblemáticas, así como las polémicas que la rodearon. Celosa de su intimidad, escribía durante catorce horas robando, para el arte, noches de plácido sueño. En su intento por dar voz a aquellos que no la tienen, tratará a lo largo de su vida temas como la memoria histórica, el nacionalsocialismo o el holocausto.

Con el horror de la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, se nos narra la vida de Berta y de los personajes que la rodean: Rudolf, un profesor de música de un instituto femenino, Wilhelm, chófer y compañero de Rudolf en la batalla, y Wilhelmine, amiga de la protagonista. Los sucesos se detallan utilizando el procedimiento de los saltos temporales, lo que supone un desafío para el lector que deberá encajar cronológicamente las piezas de una historia relatada fragmentariamente para poder vislumbrar el puzle que supone La gravedad de las circunstancias.

Resultan especialmente llamativas las escenas ocurridas en las proximidades de la habitación 66 donde la acción principal parece pausarse, quedando los protagonistas relegados a un segundo plano, para dedicarse a la actividad de las otras internas. Pese a no tener importancia para el desarrollo del argumento, estas secuencias reflejan el contexto en el que se desarrolla una etapa de la existencia de Berta y muestran el dominio de la narrativa y la originalidad que caracterizan a Marianne Fritz.

No nos extraña que esta breve e intensa novela fuera merecedora del Premio Robert Walser en su primera convocatoria y que, posteriormente, su autora recibiera, entre otros, el Premio de Literatura de la ciudad de Viena en 1994 y el Franz Kafka de la ciudad de Klosterneuburg en 2001. Lo que sí nos sorprende es que aún nadie se hubiera embarcado en la aventura de traducir esta espléndida obra a nuestro idioma, por lo que solo podemos dar las gracias a Alpha Decay por publicarla en nuestro país.

El desenlace es como un puñetazo en el estómago. A pesar de comprender “la gravedad de las circunstancias”, nunca imaginaríamos el incidente que se va a producir, jamás nos plantearíamos ese final tan abrupto y desconcertante que nos obliga a reconsiderar nuestras propias ideas sobre los personajes y a releer diversos capítulos de esta novela. Ojalá tengamos la oportunidad de seguir leyendo a esta escritora austriaca en los próximos años, puesto que ha sido un extraordinario descubrimiento. Hacedme caso: dejaos cautivar por Marianne Fritz. Ya me lo agradeceréis.

 

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