El Teatre Romea apuesta desde hace un tiempo por incluir una sección off en su programación. La oferta de dicha sección son espectáculos de pequeño formato, en un horario más tarde del habitual, y para un número reducido de espectadores por función, ya que no se lleva a cabo en el escenario principal, sino –y esta es la particularidad más destacada− en el bar del teatro.
Apoyados por una iluminación mínima, los montajes se realizan en uno de los extremos del bar, en el que se disponen dos filas semicirculares de sillas. En el pequeño espacio libre entre las sillas y la esquina de la barra se sucede la mayor parte de la acción dramática, aunque todo el espacio es escenario y da juego a los intérpretes. De ahí que, si la obra transcurre en un bar, no pudieran haber recreado mejor escenografía que aquella que no necesita de recreaciones, sino que es, y funciona, como un bar hasta pocas horas antes de la función.
Mark & Olivia, la obra actualmente en cartel en el Off Side Romea, es una tragicomedia urbana. Una porción de realidad de lo que puede suceder en un bar cuando el dueño echa el cierre. Los protagonista de la historia hace años que no se ven. Tuvieron una relación sentimental que se rompió y, desde entonces, apenas han sabido el uno del otro. Pero el pasado y los recuerdos comunes son muchos, así que Olivia decide quedar con Mark y pasarse por el bar familiar que regenta para ver qué ha sido de él durante los años de silencio y también para resolver algún cabo suelto de su relación pasada. Sin embargo, ninguno de los dos contaba con que, tal vez, el reencuentro iba a conllevar consecuencias más inesperadas de lo que podían sospechar. La incursión de Roger, el compañero actual de Olivia, enturbia aún más la situación.
La actriz Marta Bayarri toma el timón en esta ocasión y se enfunda el traje de dramaturga y de directora de esta obra propia. Los personajes son interpretados por Maria Ribera, Oriol Ruiz y Jacob Torres, en una dirección de actores que potencia la naturalidad, a pesar de que el texto tenga giros dramáticos que le llevan a situaciones que no son precisamente las más naturales. El abanico de estados por el que pasa la obra y sus personajes está desplegado con acierto y con el ritmo adecuado, ya que no se acusa pesadez en ningún momento durante los ochenta minutos de función.
En Mark & Olivia, una historia de personas, al fin y al cabo, hay espacio para que puedan mezclarse el humor con el llanto, el amor con el odio, la tranquilidad con el miedo. Y para que una situación habitual se transforme en otra que no lo es tanto y aporte lo sorpresivo a la obra. Siendo en el bar del Romea, además, puedes ver la función mientras te tomas una cerveza, gentileza de la casa. Mark & Olivia seguirán allí cada noche hasta el 22 de enero.