Saliva, gargajo, escupitajo/ ¿Adónde lleva este atajo?/ A Forlichingham, al cúmulo/ Atada estoy a esta situación/ Cruje, cruje el esternón/ Pero en caso de resbalón,/Tropezón y golpe en la cabeza,/ Al cúmulo Foulsham con certeza.
Algo raro y oscuro está sucediendo en Foulsham. Ya nos había quedado claro en el primer libro de la trilogía, Los secretos de Heap House, que los Iremonger no eran una familia muy normal y que los misterios guardados bajo llave en la mansión de los administradores de los montones de basura de Londres no eran tan inocentes como los encantadores protagonistas de esta historia: Lucy Pennant y Clod Iremonger. Y, a partir de aquí, si no has leído la primera parte de la saga Iremonger, te pido que no sigas leyendo esta entrada y te recomiendo que te hagas pronto con un ejemplar de Los secretos de Heap House. Edita Blackie Books.
«Si nadie se planta, poco a poco, uno por uno, nos pisotearán a todos. ¡Miserables y mudos y rotos para siempre!».
En La caída de Foulsham abandonamos Heap House en los bolsillos de James Henry Hayward (antiguo tapón de bañera), donde guarda su medio soberano (que dice llamarse Clod Iremonger) y nos adentramos en la inmundicia de Foulsham, el barrio que separa Londres de los cúmulos y de la mansión Iremonger. Allí, entre la miseria y la suciedad, sobreviven las familias relacionadas con el cribado de la basura que, para colmo, ahora viven atemorizadas por un asesino en serie al que apodan El Sastre.
Un poco más allá de Foulsham, en los cúmulos, Binadit, un engendro de basura que alguna vez fue hombre se encuentra un reluciente botón que grita algo desesperadamente: «¡Lucy Pennant!». Y, entre los cúmulos y Foulsham un muro que, aunque los ciudadanos todavía no lo hayan advertido, amenaza con ceder y arrasar con todo. Por si fuera poco, se rumorea que los Iremonger abandonan Heap House y se mudan a Foulsham. ¿Qué los ha hecho huir de su mansión?
Parece que los monstruos campan por la ciudad de los cúmulos y Lucy y Clod tendrán que hacerles frente para volver a estar juntos. Lo que ya deberían haber aprendido es que la monstruosidad nace de la opresión y la desesperanza auspiciada por un poder absoluto y despiadado. Y es que Foulsham es un lugar donde la justicia solo obedece a las leyes de la utilidad: si no eres útil como persona, entonces servirás como objeto. Esto provocará que nuestros protagonistas se vean obligados a dejar de lado la encantadora inocencia que los caracterizaba en la primera entrega y que los llevó a ser convertidos en objetos. Ahora necesitan armarse de todo el valor que puedan, pero, sobre todo, deberán labrarse nuevas alianzas, pues solo un Foulsham unido podrá hacer frente a las malvadas intenciones del patriarca Iremonger, que se cree dueño y señor de todas las personas/objetos de los cúmulos y que, por si fuera poco, ahora se rumorea que ha abandonado Heap House junto a toda su familia a la mismísima ciudad de los cúmulos.
La llama de la revolución ha prendido en Foulsham, pero tendremos que esperar para conocer si se alza victoriosa al tercer y último libro de la trilogía Iremonger, que Blackie Books publicará en octubre de 2025. Hasta entonces, espero que disfrutéis de las aventuras y desventuras de Lucy y Clod.