Molino publica Menú para dos de Casey McQuiston. La tarea de encontrar cuál será tu plato favorito no resulta sencillo. Para elegir una buena comida, y saber que no te equivocas, puedes, por ejemplo, probar todos los que se ofertan en la carta poco a poco o, incluso, puedes catar diferentes combinaciones. Tanto el gusto culinario como las exigencias amorosas se perfilan con la práctica y la convicción de tus dejos. Y esto es, un poco, lo que plantea le autore en su nueva novela.
Menú para dos narra el periplo vacacional de Theo y Kit. Dos jóvenes que se encuentran por casualidad en un tour por Europa. La sorpresa es agridulce pues poseen un pasado común: fueron pareja hace unos años. El Destino les ha unido, o bien como una broma cósmica, o bien para que limen asperezas y retomen el contacto de algún modo. Como no todo es lo oro lo que reluce, ni tu vida lo suficientemente interesante para vendérsela a tu ex —por el cual tu travieso corazón todavía trastabilla—, Theo y Kit comienzan una peculiar cata romántica por el Viejo Continente con la escusa de tener una conversación o algo con lo cual dejar de pensar en la antigua relación. ¿Conseguirá este viaje cerrar sus cicatrices? ¿Tendrán un futuro juntes?
En esta novela, McQuiston juega con las perspectivas sesgadas de la primera persona —rompiendo el careo típico entre los dos diferentes focos narrativos, que predomina en las novelas románticas actuales—. Eso me ha parecido interesante por cómo conjuga el tópico de la confrontación de los testimonios. En cuanto a les personajes, estos derrochan pasión, coqueteo y esconden historias de lo más interesantes. Tanto Kit como Theo poseen un trasfondo rico en matices y personalidades definidas. Sus problemas son arrastrados por el ritmo del viaje y se esconden en masas de baguettes, en el cuerpo de un vino tinto o en el camarere que les ha guiñado un ojo… tratando de llamar su atención.
Casey McQuiston construye una novela romántica donde el Destino, la comida, la bebida y las representaciones del Eros en el arte y las anécdotas de escarceos románticos se esconden por los rincones esperando a unir a les protagonistas de esta historia. Es un relato, como no podía ser de otro modo, con representación queer (personalmente, me ha gustado mucho). La lectura de Menú para dos me ha resultado ligera, divertida, con reflexiones de madurez, miedos, con descubrimientos sobre el futuro. Sin embargo, la edición de Molino no está tan cuidada como otras que he leído del sello editorial. Aunque sí han cuidado el aspecto exterior con una edición en tapa dura y cantos pintados.