Revista Digital

Becarios precarios (II): ¿Quiénes son?

Roberto, Marisa y Ainoa son tres estudiantes que han pasado por las aulas de Periodismo de la Universidad Complutense. Los tres han realizado prácticas en distintas empresas de comunicación y a pesar de sus diferencias coinciden en que muchas empresas no están formando bien a los estudiantes, que muchas de ellas se aprovechan de la figura del becario para ahorrase a un trabajador y que los sueldos, por lo general, son muy bajos. Ellos nos cuentan cómo es el día a día en empresas de comunicación.

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Roberto: “Yo entré en un diario digital este verano pasado, querían a alguien para cubrir el puesto de Community Manager, alguien que se ocupara de mover las redes sociales. Entré en mayo y estuve hasta julio cubriendo ese puesto. Aprendí muchísimo de redes sociales pero como periodista en sí no me formaron especialmente. La jornada laboral no era muy mala, cuatro horas por la mañana; el sueldo, qué te voy a contar, 200 euros de los que te retienen impuestos, no llegaba casi a 190 al final. En agosto me cambiaron el papel y empecé a mover dos páginas, pero en ese momento seguía sin hacer trabajos de redactor. El último mes, que era el más complicado porque además tenía exámenes en la Universidad, fue agotador. La primera semana me cambiaron el horario para que hiciera una publicación todos los días de lunes a domingo, lo que me exigía dejar programadas al menos 40 o 45 cosas. Esa semana yo había pedido lunes y viernes porque tenía dos exámenes por la mañana, y me encontré con que en tres días tenía que hacer muchísimo trabajo. Cuando llegué el lunes y tras ver que esa primera semana no había podido seguir el ritmo que me habían puesto, aunque yo ya les había avisado, cogieron a una chica que había estado de becaria en verano para hacer la mitad del trabajo que hacía yo. Me encontré con que me habían quitado la mitad de las cosas que me correspondían y que tenía que buscar temas y noticias, aunque yo no sabía cómo querían que las escribiese ni de dónde querían que las sacara. Me tocó ir preguntando a los demás becarios que sí hacían redacción para que me lo explicaran. En octubre se acababa mi contrato y me dijeron que no me iban a renovar porque mi rendimiento estaba siendo muy bajo. Y claro, cuando te encuentras con que se están quejando de que tu rendimiento como redactor es malo y ni si quiera te han formado como redactor realmente… Aprendí mucho de Community Manager pero como periodista (redactor) aprendí muy poco”.

Marisa: “Yo estuve en una agencia de marketing digital. Allí no aprendí nada, considero que me trataron como un becario en el sentido de hacer el trabajo sucio, el trabajo que la empresa no quería, el más aburrido. No aprendí nada y no me formaron aunque lo llamaran prácticas. Es interesante el gancho que te ofrecen; cuando yo hice la entrevista me dijeron que me iban a dar cursos formativos, que me iban a enseñar SEO y SEM, que estarían todo el día encima de mí… al final lo único que hice fue escribir sobre alojamientos rurales. Tampoco estaba dada de alta en la Seguridad Social, cuando había puentes no iba, pero más que nada porque la empresa tampoco abría y no me pagaban esos días. En esta agencia éramos unas 15 o 17 personas, y de ellos por lo menos ocho, la mitad, éramos becarios. De hecho, había una chica allí que tenía 28 años, una carrera, un máster y se había venido a propósito a Madrid desde Valencia y llevaba un año allí trabajando ocho horas y cobrando 400 euros al mes. Cuando yo llegué estaba muy preocupada porque le cumplía el año de contrato y tenían que renovarla o echarla, y la echaron a la calle. Ahora en el sitio en el que estoy me doy cuenta de lo que es hacer prácticas de verdad, en el sentido de que a mí me están enseñando y no considero que esté haciendo el trabajo de un trabajador. Cada empresa es un mundo, algunas son más serias y otras se aprovechan mucho”.

InstitutoJuventudAinoa: “Yo estuve este verano de prácticas en una emisora de radio. La experiencia para mí ha sido muy buena porque he realizado tareas de periodista, he locutado, redactado información… Hay gente que ha estado en radios y no ha hecho nada de eso. Si voy a una radio lo más lógico es que vaya a locutar y a salir en una emisora porque es como se aprende… en ese aspecto estoy muy contenta. Eso sí, pagan muy poco para el trabajo que realizas, el trabajo que yo hacía era el que había estado haciendo la persona que se había ido de vacaciones. Y luego, tú vas allí, estás tres meses, pero casi nunca se convierte en un contrato, sabes que no tienes ningún futuro ahí dentro. Muy pocas veces eso llega a algo. Hay personas a las que les empiezan a renovar de tres meses en tres meses y cuando cumplen el cupo “les dan una patada en el culo”, hay gente que se hace ilusiones… Deberían pagar más, aunque hay sitios donde ni si quiera pagan y eso está fatal. También hay mucha gente asustada con la crisis y por eso aceptan esas condiciones, para hacer currículum y ganar experiencia”.

Roberto, Marisa y Ainoa tan solo son tres testimonios de una realidad que están viviendo actualmente muchas y muchos jóvenes en España. Jóvenes que, por miedo a quedarse fuera del mercado, aceptan todo tipo de condiciones con la esperanza de labrarse una carrera dentro de una empresa o medio de comunicación, algo que muy pocas veces se hace realidad.

Dicen que la juventud es el futuro, pero la juventud española no puede más. La juventud española se encuentra entre la espada y la pared. Una juventud formada y con ganas de aprender y trabajar a la que no le dejan hacerlo. Gobiernos que recortan en educación y aumentan las tasas universitarias, empleo cada vez más precario, empresas que se aprovechan de las brechas del sistema para contratar a jóvenes con unas condiciones lamentables y, mientras tanto, ninguna respuesta. Mientras tanto, son los mismos jóvenes los que crean sus propias herramientas para luchar contra el sistema que les oprime. Faltan muchas cosas y, una vez más, falta ética y un compromiso serio de todos los agentes implicados que con su indiferencia o su mala praxis están contribuyendo a destruir las esperanzas y el futuro de miles de jóvenes.

Imágenes: Laura Martínez/Consejo de la Juventud de España

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