Lorca, Dalí, Buñuel, sus amigos se encuentran rodeados por un halo cautivador, tanto por sus obras como por sus vidas. De este modo, se pueden leer sus semblanzas en biografías, ficciones o encontrar sus inquietudes en sus obras. La mezcla de todos estos textos, para mí, crea una narrativa que les otorga cierto halo de irrealidad, de fantasía a estos artistas. Destino publica la última novela de Ana Merino, Amigo. Una obra que aúna historia, investigación y entelequias alrededor de la figura de Joaquín Amigo.
Isabel Sánchez Cruz es una mexicana que ha regresado a la famosísima Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar que cobijó a parte de la Generación del 27. Allí presentará su último poemario y se le presentará la oportunidad de investigar unos documentos inéditos de Joaquín Amigo, camarada de García Lorca desde su juventud. Esta estancia le supondrá un pequeño paréntesis a su carera académica en la universidad de Milwaukee. Su día a día se ha convertido en un infierno y se ha autoaislado, sintiendo que cada acción tiene su reacción. Isabel debe realizar una mirada introspectiva por su vida: cómo el contexto afecta a su caída en la ansiedad y el viaje hacia el inicio de la curación. Todo ello con la literatura como suerte de catarsis.
Ana Merino entreteje el presente con el pasado de la memoria. Se solapan capítulos, incluso fragmentos, en los cuales los hechos más relevantes del pasado surgen para completar el presente de la protagonista. De este modo, los sentimientos que se alzan con la llegada de Inés a Madrid, su vida académica, sus relaciones personales abren un camino para que el lector, poco a poco, sea capaz de construir el intricado puzle que es la investigadora. La poesía y la investigación funcionan como elementos aglutinantes de la historia. Si la memoria marca el ritmo, la literatura actúa como motor de la historia: un doctorado la llevó a conocer a sus amigos, su dirección en un máster a su actual trabajo, su poesía a huir de su infierno particular, unas cartas a desgranar sus problemas. La dualidad generada de estas situaciones muestra esa lectura de que algo que te apasiona puede traer pasión y dolor al mismo tiempo.
Amigo es una novela de investigación que se construye sobre la ficción. Es decir, la vida de Joaquín Amigo, sus textos, sus relaciones con la Generación del 27 —la indagaciones de la propia autora— se mezclan con el personaje ficticio de Inés Sánchez Cruz, con todo su contexto. De este modo se construye una ficción histórica que se ve desde la óptica del mundo académico, de la literatura. La mirada de la protagonista se impone para construir un relato de actos y consecuencias, de salud mental y amistad, y de casualidades. Una narrativa delicada que se muestra natural, pero se miden las palabras —desde los dialectos, hasta las citas utilizadas por los personajes—, la dirección de la trama, lo cuánto se muestra. Amigo resulta una lectura ágil, enternecedora y dura. Esta odisea puede resultarnos similar, pues la emoción y el agotamiento son dos síntomas conjuntos que se extienden por nuestra sociedad.