Hace unas semanas que un señor blanco (más bien naranja, diría yo) se lanzó a criticar a su adversaria política por, según él, fingir ser una persona negra. Sí, estoy hablando de Donald Trump y de Kamala Harris, de la que se podría criticar, por poner un ejemplo al azar, su colaboración como vicepresidenta de Estados Unidos en el exterminio sistémico y sistemático de Israel de la población palestina en Gaza.
Pero, claro, eso a Trump, por lo que sea, no le interesa nombrarlo. No, a Trump le molesta lo que lo diferencia de Harris: ella es negra y mujer. ¿Es posible que al candidato republicano le esté molestando su “blanquitud” ante una identidad históricamente oprimida por aquellos que, como él, se autodenominaron “blancos”? Pero, ¿qué es eso de la “blanquitud”? ¿Soy yo “blanca”? En España, desde luego, socializo como tal. ¿Y vosotras? ¿Qué sois? ¿Qué os dicen que sois? ¿Tenéis que esforzaros por “ser”?
«Para gente como Nivedita, “ser” no consistía simplemente en existir, sino que era algo que había que hacer. En su caso, eso significaba aspirar a ser el cliché de una india. Pero el problema de los clichés era que siempre estaban relacionados con los aspectos más conservadores del tema en cuestión».
Os he plantado esta introducción llena de más preguntas que certezas porque cuando Donald Trump soltó estas locas afirmaciones no pude más que reírme pensando en una de mis lecturas favoritas del 2023: Identitti, de Mithu Sanyal. Editada por Consonni, Identitti es la primera novela de su autora, que demuestra su experiencia como doctora en Estudios Culturales al desplegar todo un tratado sobre el complejo asunto de la política identitaria. Y lo hace de la forma más divertida y gamberra posible. Identitti es un libro para subrayar (yo prefiero marcar con pegatinas), pero también para disfrutar. Advertidas quedáis: es adictivo.
Os invito a sumergiros en la historia de Nivedita, nacida en Alemania, pero de padre indio. Harta de que le pregunten de dónde es y de tener que reafirmarse en su identidad (sea lo que sea eso) nuestra protagonista descargará su frustración en un blog bajo el seudónimo de Identitti y se refugiará en las clases de Saraswati, su admirada profesora de Estudios Poscoloniales y una de las investigadoras a la vanguardia mundial de los debates sobre política identitaria.
Sin embargo, el frágil mundo de Nivedita saltará por los aires cuando se descubra que Saraswati, que se presenta a sí misma como una persona racializada, se llamaba originalmente Sarah Vera y era una mujer blanca. Los manifestantes se agolparán a las puertas de la casa de la supuesta Saraswati mientras Nivedita la interroga en el interior: ¿Es posible deshacerse de la “blanquitud”? (para Donald Trump parece ser que sí) ¿Qué es en realidad la identidad?
«La identidad es una mentira necesaria» (palabras de Saraswati).
«¡La identidad es una relación social y no una propiedad individual!, gritó Oluchi delante de la casa de Saraswati».
No vais a encontrar respuestas rotundas a estas preguntas, lo siento. De hecho, puede que salgáis con más de las que llegasteis y que vuestra propia identidad sufra algún que otro seísmo. Además, vais a transitar por muchas emociones, entre ellas la culpa (sobre todo si os da por empatizar con Saraswati); vais a sentir la vulnerabilidad de las mujeres que aparecen en este mosaico identitario; pero, tranquilas, Sanyal no escribió este libro pensando en hacer sangre, ella misma lo confirma en el epílogo que acompaña a la novela. La autora nos invita a «conservar siempre la diversidad de opiniones y la empatía para hablarnos, pelearnos, reconciliarnos ¡y celebrarnos!».
«Judith Butler dice que lo que nos une es nuestra vulnerabilidad. La humanidad significa ser vulnerable. Pero no solo nos une el dolor, también nos une el amor. El interés mutuo y la empatía. Eso nos convierte en un todo. Somos una multitud. Somos todos los géneros, todas las razas, todas las clases, todas las castas, somos el milagro de la creación en sentido no religioso, y, como tales, deberíamos detenernos de vez en cuando y dejarnos estremecer por un profundo respeto hacia nuestra compleja existencia» (escrito por Nivedita en su blog).