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No es país para periodistas (II): El reportero solitario

La crisis y la revolución de Internet han propiciado que profesiones como la de periodista freelance crezcan exponencialmente. Mientras las redacciones reducen sus equipos, algunos  deciden probar suerte trabajando desde casa o como corresponsal para seguir en el sector. Descubrimos algunos casos que nos ayudan a entender esta figura más de cerca.

“Los jóvenes que quieran hacer buen periodismo no tienen más remedio que trabajar para medios extranjeros. En España no es posible”. Esta sentencia de David Jiménez, corresponsal de El Mundo en Asia, choca. Se lo contaba a la periodista Iara M. Bua en una entrevista para la revista digital FronteraD. Las palabras de Jiménez son una lectura obligatoria para cualquier periodista e invitan a la reflexión.

A raíz de esta lectura, conocí a Iara y su blog  La Fábrica de Historias. Esta periodista gallega de 28 años se ha recorrido medio mundo intentando hacerse un hueco como freelance y periodista internacional pero, hasta el momento, no ha habido suerte. Estudió en Londres, después trabajó en Sudáfrica, Palestina y un largo etcétera hasta que el pasado año volvió a Madrid donde trabajó seis meses, como becaria, para el ABC. Cuando terminó su beca le preguntó a sus jefes si estarían interesados en que trabajara como segunda corresponsal para ellos en Francia. Le dieron el visto bueno y ella se fue a París. Durante dos semanas fue corresponsal de ABC hasta que recibió un mensaje de su jefe diciéndole que se cortaba la colaboración. Y punto.

Iara no ha sabido más del ABC, ni de su jefe, ni del porqué se acabó. Como esos novios que te dejan por WhatsApp, que los hay. No le han vuelto a coger el teléfono ni a contestar sus correos. Poco tiempo después de que ella viera esto, leíamos la noticia sobre un cambio de redactores  juniors por becarios en este periódico, comunicado de forma poco digna.

El trabajo de freelance también se ha visto afectado por la bajada de tarifas, por lo que la idea de desempeñar la profesión en el extranjero es un sueño para muchos, especialmente los interesados en información internacional. Viajar, vivir en otro país, aprovechar el idioma y sacarle partido a tus ganas de contar lo que ocurre siendo, en cierto modo, tu propio jefe. Suena bien. Pero no es tan fácil como podría parecer.

En primer lugar es necesario tener un acuerdo con el medio. Las corresponsalías oficiales suelen cubrirse con periodistas con mucha experiencia, aquí el medio se encarga de cubrir ciertas necesidades como el seguro y otros pagos fijos. En el caso de los que trabajan como freelance, todo corre a cuenta de cada uno, “tanto trabajas, tanto cobras”.

Algunos casos de esfuerzo y éxito

Mónica Bernabé
Mónica Bernabé.

Mónica Bernabé trabajaba en un periódico de Cataluña, en temas de inmigración. A principios de la década pasada empezó a viajar a Afganistán en sus vacaciones de verano. “Me iba porque me interesaba mucho el país; a raíz de eso fundé ASDHA (Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán) y mantuve un vínculo con el país hasta que decidí establecerme allí”. Eso fue en 2009. Una revuelta le pilló en el país durante un viaje que había hecho pidiendo un permiso sin sueldo. Vendió su artículo a El Mundo y, desde entonces, ha estado trabajando para ellos.

La periodista nos cuenta cómo ha sido su experiencia de freelance desde que decidiera dedicarse a Afganistán por completo. Su relación con los medios, su crecimiento profesional (y personal) ha estado muy unido a este país desde entonces y es conocida por su labor como corresponsal en esta conflictiva zona, y su trabajo por los derechos de las mujeres afganas.

“No tengo ninguna queja con El Mundo, hubo un acuerdo verbal en el que ellos se comprometían a comprarme historias tanto para web como periódico y lo han cumplido”. Como todos, Mónica reconoce que la crisis ha afectado a su trabajo, “hay menos espacio para colocar temas, bajada de tarifas y hay que trabajar más para ganar lo mismo, pero no me puedo quejar. Seré una de las pocas que esté en buena situación”. Eso sí, a veces es necesario abrir el abanico de posibilidades y trabajar con otros medios, pues admite que no podría vivir simplemente de lo que recibe del diario nacional.

“Colaboro con Catalunya Ràdio y alguna que otra vez con medios extranjeros. También con Canal Sur, que me compró dos vídeos en 2013 y con RNE, pero el año pasado no me llamaron ni una sola vez”.  “Cuando ocurre algo todos contactan contigo pero no todos se preocupan por saber que estás bien en el día a día”, afirma la reportera. “Trabajar como freelance te enseña a no dormirte en los laureles, tienes que llevar tus gastos muy a rajatabla porque lo que cobras depende de lo que trabajas. En Afganistán empecé a hacer fotos y aprendí a manejarme con vídeos para tener un soporte más y poder ganar más”.

Mónica ha sabido adaptarse bien a las circunstancias y ha trabajado mucho para convertirse en un referente y en el punto de partida para muchos periodistas que quieren trabajar en esta zona. ¿Es mejor trabajar por tu cuenta o como enviada especial para un periódico? “La parte positiva de este trabajo es que puedo decidir lo que hago y dónde voy. En época de vacas gordas, los enviados especiales lo tienen más fácil, sin embargo ahora, que no envían a nadie a ninguna parte, yo puedo seguir viajando y trabajando aquí a pesar de las dificultades.”

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Begoña Pérez./ IONE SAIZAR

Cambiamos de continente por un país que nos pilla más cerca: Reino Unido.  En Londres lleva nueve años Begoña Pérez, corresponsal de Cope. Su historia empezó en el 98 con una beca Erasmus en Portugal. “Ahora que hay tanto debate sobre la utilidad de estas becas, me gustaría decir que a mí me sirvió para orientar mi trabajo”.  Begoña llevaba un par de años haciendo prácticas en Cope Badajoz y cuando se fue de Erasmus le ofrecieron trabajar como colaboradora desde allí. Le fue bien y cuando se licenció decidió quedarse en Portugal, pactando al mismo tiempo colaboraciones con otros medios: Europa Press y El Periódico de Cataluña que luego cambió por El Mundo.

“Así aprendí a ser periodista, es un trabajo muy solitario en el que solo estás tú para sacarte las castañas del fuego”. Begoña se alegra al recordar cómo algunos de sus primeros jefes se sorprendían al saber que la corresponsal que enviaba sus crónicas y entrevistas desde Lisboa solo tenía 25 años. La periodista extremeña pasó seis años en Portugal informando de política pero también de deportes, su gran pasión, hasta que en 2005 su medio le propuso trabajar en Londres. En este momento el diario El Mundo también quiso contar con ella como colaboradora, sustituyendo al corresponsal en cultura y deportes.

Después de seis años viviendo y trabajando en Lisboa, Begoña se pensó dos veces esta nueva oferta pero finalmente se animó pensando que, en cualquier caso, le vendría bien mejorar su inglés. “Trabajar en una ciudad que es primera línea de información internacional es muy bueno, y allí pude desarrollar la faceta deportiva, saber portugués me ayudó mucho en este sentido”. Su jornada de trabajo es de 24 horas al día: Cope es su principal valedor, como ella misma dice, pero además de la prensa española también colabora con la BBC y otros medios británicos especializados en deportes. “Tengo que repartir el tiempo para tantas cosas, aunque algunas colaboraciones son esporádicas. Mi trabajo requiere disponibilidad total y eso implica un sacrificio personal”.  En marzo hará nueve años desde que se instalara en la capital británica.

El camino a seguir por los nuevos pasa por la dignidad

Begoña Pérez sabe que la figura de freelance está en alza pero recuerda que “cada vez es más complicado porque los medios no pueden permitirse enviados especiales”.  Esta afirmación va más allá cuando reconoce que se siente parte de la última generación de periodistas que puede trabajar de esto y sobrevivir económicamente.

“Mi consejo para los futuros periodistas o los que quieran dedicarse a esto es que se lancen a la aventura en lugar de aguantar. Sobre todo recordarle a los nuevos que hay que hacerse valer y ser muy firmes en la negociación con el medio, que no somos una ONG de información”, reivindica.

Ahora que muchos jóvenes periodistas se plantean trabajar en el extranjero como forma de seguir aprendiendo en condiciones dignas durante la crisis de los medios, vale la pena escuchar el consejo de periodistas que llevan años luchando por ello y mirar adelante con la cabeza alta. Barajando posibilidades y ofreciendo un trabajo digno, en condiciones dignas, pues, como dice Begoña: “si los periodistas no luchamos por esto, nadie lo va a hacer por nosotros”.

Imágenes cedidas por las entrevistadas

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