Stephanie Meyer publica su nueva novela, La Química, de la mano de Suma de Letras. La estadounidense, esta vez, se embarca en una novela llena de conspiraciones del gobierno. Ser el producto más valorado por las organizaciones gubernamentales no te garantiza la seguridad. No cuando quieren deshacerse de ti. La paranoia, la intuición y el instinto de supervivencia serán la clave para que los protagonistas consigan enfrentarse a algunas de las personas con más poder de todo Estados Unidos. La autora construirá todo un mundo inesperado, lleno de rencores, que resulta atrayente.
Desde la primera página, Meyer consigue, una vez más, atrapar a los lectores con una atractiva historia que comienza in media res; desconcertando, a la vez que intrigando, al lector. El estilo sencillo y la trama compleja, que va atando cabos a medida que avanza, construyen una historia de espías y, cómo no, una trama de amor. La Química, prófuga de su organización secreta, se ve obligada a cambiar de identidad y de nombre a lo largo de su vida como fugitiva. Por ello, el narrador, en tercera persona, cambia el nombre de la protagonista conforme el personaje adopta nuevas identidades. Esto realza el carácter cambiante de la vida de Juliana. A diferencia de obras como Crepúsculo, la protagonista de La Química es una mujer fuerte e independiente, además de poseer una gran inteligencia, que se vale por sí misma. La historia dará un vertiginoso cambio cuando Juliana se reúne con su antiguo jefe. Comenzará a tomar una gran poder la información y cómo actuar en consecuencia. ¿Podrá confiar en la nueva información?
La lógica, las referencias a Sherlock Holmes, a los largometrajes Disney crean un diálogo entre el narrador y el lector, haciendo a estos últimos cavilar y razonar sobre los métodos escogidos por los personajes para subsistir o sobre los estereotipos. Meyer, para este libro, ha investigado y ha sido asesorada por expertos médicos, militares, veterinarios, etc. —como bien se encarga de reconocer en los agradecimientos—. Ello otorga una gran veracidad en los planteamientos científicos y estratégicos. Los sentimientos también jugarán un papel importante en el desarrollo de la trama. Las emociones arrolladoras de los personajes de la novela serán detonantes de las acciones. Así pues, la venganza, el sentimiento de protección, la lealtad, el amor (ya sea amoroso o no) serán catalizadores más potentes que la misma lógica. La consecuencia: situaciones límites más desesperadas a las que te puedes enfrentar en la vida.
Con esta nueva novela, Meyer conseguirá atraer a sus primeros lectores —muchos de nosotros ya hemos crecido y, en ocasiones, buscamos algo más de lo que nos ofreció en sus primeros trabajos—, así como a nuevos que busquen una historia de complot con grandes dosis de amor. Por lo tanto, estamos ante una obra más madura que la anterior, con unos valores que traspasan lo humano e incluye a los animales, los cuales son un pilar fundamental de la historia. Si os acercáis a la novela por la curiosidad, encontraréis un buen entretenimiento que os enganchará de principio a fin. Si lo hacéis porque os gusta la autora, no os defraudará.