“Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero”. [Alejandra Pizarnik]
El feminismo y la literatura han caminado de la mano a lo largo de la historia. En un mundo donde el hombre dominaba y llevaba las riendas, las mujeres encontraron en la literatura una vía de desahogo y expresión, siendo el primer campo cultural donde vieron la posibilidad de participar. Sin embargo, el acto de escribir no era uno de los roles asignados al género femenino, por lo que las obras escritas por mujeres no obtuvieron su debido reconocimiento, e incluso muchas de ellas se vieron obligadas a publicar bajo un seudónimo.
A día de hoy, cuando oímos hablar de poesía, pensamos en Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer o Charles Bukowski, y olvidamos figuras como Alejandra Pizarnik, Rosario Castellanos o Gabriela Mistral. Esto no se debe a que la calidad de sus obras sea menor, sino al escaso prestigio que se les ha dado a estas últimas por el simple hecho de ser mujeres.
La literatura escrita por mujeres —también la feminista—, continúa siendo minoritaria. A finales de los 90 tuvo lugar el “boom” de la literatura femenina, denominándose como tal a las novelas escritas por mujeres y dedicadas a este público. Aquí triunfaron autoras como Laura Esquivel, Isabel Allende o María Dueñas, quienes, a pesar de convertirse en superventas, fueron menospreciadas como si se tratase de una calidad literaria inferior.
Sin embargo, para haber llegado hasta ahí, han hecho falta siglos de reivindicación feminista. Remontándonos a la época del medievo, nos topamos con los escritos de Cristina de Pizán, filósofa, poeta humanista y la primera escritora profesional de la historia. Desde entonces hasta nuestros días, numerosas escritoras y poetas han ido apareciendo y dejando huella. Todas presentan algo en común, la poesía les ha servido como una buena fuente de análisis de la interioridad femenina, los conflictos con la maternidad, la desmitificación del amor romántico y la libertad creativa de la mujer.
Poetisas que reflejan feminismo en sus creaciones
No solo es importante que poco a poco se haya ido dando el valor que tienen a las obras escritas y publicadas por mujeres, también hay que destacar la forma en que estas han conseguido reivindicar los derechos de la mujer y ponerle voz mediante sus poemas.
Considerada como la primera escritora feminista, la filósofa y poeta humanista italiana, Christine de Pizán (1364 – 1430), se implicó en la polémica literaria francesa con lo que algunos consideran un rudimentario manifiesto de movimiento feminista. Escribió varias obras en prosa defendiendo a las mujeres y numerosos poemas, canciones y baladas. La popularidad de Christine se vio incrementada por el apoyo de Lords y Ladies medievales, incluidos los duques de Burgundy, el rey Carlos VI y su esposa la reina Isabela de Baviera.
En el siglo XIX, varias escritoras decidieron seguir los pasos de Christine de Pizán y reclamar la igualdad de géneros. Hablamos de Gabriela Mistral (1889-1957), Juana de Ibarbourou (1892 – 1979) y Alfonsina Storni (1892 – 1938). Gabriela Mistral es la única mujer latina ganadora del premio Nobel de Literatura. Destaca por una poesía cargada de humanismo en la que son protagonistas las mujeres y su vida cotidiana, sobre todo madres y maestras. La segunda, Juana de Ibarbourou, es considerada una pionera por su forma de retratar el erotismo femenino y retratar con sarcasmo e ironía el papel de la mujer en la sociedad de su época. Por último, Alfonsina Storni defendió el derecho de la mujer al voto y criticó a través de sus artículos de prensa los estereotipos de género.
Apenas entrado el siglo XX, aparece Alaide Foppa, la fundadora de la revista FEM (primera revista feminista en América Latina). Foppa es un símbolo de la lucha de las mujeres latinoamericanas por alcanzar la libertad. Como poeta, sus versos tienen una intensa carga antipatriarcal. Poco después, llega la destacada poetisa argentina Alejandra Pizarnik. La poesía de Pizarnik, cuyos temas recurrentes son la muerte y el sexo, se ve marcada por su infancia, su miedo al fracaso y su inadaptación. Ya a finales de este siglo, es la escritora y poetisa española Dulce Chacón quien convierte la palabra y la escritura en su mejor arma para luchar por los derechos de las mujeres. Por ello, todas sus obras cuentan con personajes femeninos, bien biografías de mujeres (Matadora), casos de violencia domestica (Algún amor que no mate), guerreras que luchan por salir adelante (La voz dormida), etc.
A pesar de que ha resultado difícil, gracias al trabajo y la insistencia de todas estas mujeres y de muchas más que no han sido nombradas en este artículo, hoy en día la literatura escrita por ellos no es más prestigiosa que la escrita por ellas. Bien es cierto que, como en todos los ámbitos profesionales, las escritoras tienen más difícil destacar que los escritores, pero aún así consiguen hacerlo y cada vez son más las autoras de libros que ganan premios importantes en el mundo de la literatura. El siglo XXI ha traído una gran cantidad de escritoras muy leídas y admiradas como Gioconda Belli, Lucía Etxeberría o Rosa Montero, entre otras; y poetas como Irene X, Sara Búho, Elvira Sastre… que hacen notar su lado más feminista en sus versos.
2 ideas sobre “El feminismo llevado a la poesía”
Buenos días,
Tenemos el placer de enviaros nuestra última novedad: Pisadas en la hierba, de Encarnación Puime Pérez.
En Pisadas en la hierba, la autora nos ofrece una amplia y variada amalgama de poemas que hablan del amor, tratando también temas sociales. La autora sufrió maltrato psicológico por parte de su marido; pero, por otra parte, recibió mucho amor de sus alumnos.
Esperamos que os guste el libro tanto como a nosotros. Si necesitáis más información del mismo o sobre el autor, para una futura reseña, entrevista o artículo, estamos a vuestra plena disposición.
Gracias por vuestro tiempo e interés y recibid un cordial saludo de la editorial Edición Personal/Opera prima,
Miguel Sulowski