La filtración de los archivos del banco HSBC puso todas las miradas sobre Stephen Green, ministro de Estado para el Comercio y la Inversión, quien estuvo al frente del gigante bancario durante el periodo en el que ocurrieron los acontecimientos investigados.
La lista Falciani sacó a la luz una cifra: 106.000. Ese es el número de clientes de la filial suiza de HSBC propietarios de cuentas opacas. Eso sí, no todos tienen el mismo origen. En el documento filtrado en 2008 por el ex empleado del banco británico Hervé Falciani se cuentan 203 países. Cada uno de ellos con un peso diferente. Reino Unido, con 8.844 cuentas abiertas, ocupa el tercer puesto. No obstante, al hablar en términos monetarios sube una posición. Y es que la suma existente en dichas cuentas alcanza los 21.700 millones de dólares. Una cantidad que solo supera Suiza.
Pero la polémica en tierras británicas ha aumentado debido a dos razones. La primera, las informaciones que señalan que la Hacienda británica podría haber conocido las actividades del banco en 2010. Sin embargo, no habría emprendido ninguna acción en contra. Aun así, ha sido el segundo motivo el que ha llenado más titulares: Stephen Green.
Green no estaba en la lista facilitada pero si guardaba relación estrecha con ella. El hasta febrero miembro del Gobierno de David Cameron fue presidente del grupo HSBC entre 2003 y 2010. Exactamente los años en los que se centra la investigación. Por ello, que Green ocupara la presidencia del Consejo Asesor del organismo de la industria bancaria de la City no ha pasado inadvertido. Más teniendo en cuenta que entre sus responsabilidades se incluye representar al Gobierno en temas de comercio e inversión.
En el programa Today la presidenta del Comité de Cuentas Públicas Margaret Hodge fue clara. Según sus palabras, si Green de verdad no sabía nada de la mala praxis “estaba dormido al volante”. Si, por el contrario, conocía lo que pasaba, significaba que “toleraba y disimulaba las prácticas fiscales poco fiables”. Para The Guardian Green fue “negligente”. Entre otras cosas, por proporcionar cuentas a criminales internacionales, facilitándoles la retirada de fajos de dinero en efectivo en moneda extranjera. El diario británico le hace responsable también de la “comercialización agresiva de los sistemas europeos de evasión fiscal”.
Pese a las críticas, los apoyos dentro del Ejecutivo se sucedieron. Gerry Grimstone, presidente de la junta de la City, calificó a Green como “un hombre muy integro”. Una opinión que también manifestó el propio Cameron de forma pública. Sin embargo, finalmente Green presentó su dimisión en febrero. En palabras de Grimstone, Green dio este paso porque “no quiere dañar la efectividad de la City”. Y puntualiza: “Ha sido totalmente su decisión”.
Esta renuncia no ha sido la única ni tampoco la primera. Antes que él, el periodista estrella de The Telegraph Peter Oborne abandonaba su puesto. Eso sí, por razones muy diferentes. Oborne no estaba implicado en la Lista Falciani. Su motivo era periodístico. El medio no estaba informando correctamente del asunto “por temor a perder sus ingresos publicitarios”. HSBC es uno de los principales anunciantes de la rotativa. El reportero llegó a acusar al diario de ser un “fraude para sus lectores”.
En cuanto a las medidas legales, desde 2012 diferentes oficinas nacionales de impuestos del país han utilizado la información para perseguir a los implicados. Una de ellas, HM Revenue & Customs envío cartas a 6.000 de los nombres que aparecen en la lista. En ellas, ofrecían a los clientes del banco una amnistía limitada para pagar el impuesto que se le debía. Si se negaban a hacerlo, tendrían que enfrentar sanciones mayores. Esta acción ha llevado al pago de multas de miles de libras. Sin embargo, hasta el momento, solo un individuo ha sido procesado penalmente por crimen financiero contra el Estado y el pueblo británico.
Tampoco se han levantado cargos contra la entidad bancaria. Otros países como Estados Unidos, Francia o Bélgica si lo han hecho. Incluso Suiza recientemente ha abierto una investigación penal a HSBC. Reino Unido, en cambio, sigue en silencio. Algunas voces señalan que esta inactividad se debe al miedo de las consecuencias económicas. HSBC en un gigante que contribuye de forma directa a los negocios del país. Acosar demasiado al banco podría traer más perdidas que el dinero que se pueda llegar a obtener.
Ante tales acusaciones, Londres respondió. La culpa era de París. Lin Holmer, Director General de Rentas afirma que Francia no ha hecho sino poner trabas para el avance del “Caso SwissLeaks”. Reino Unido necesitaba la luz verde de las autoridades francesas para investigar con libertad los nombres de la lista. Este consentimiento no llegó hasta el 23 de febrero.