
Los ojos son la mejor parte de Monika Kim, publicado por Seix Barral en su imprescindible Biblioteca Formentor, es una intrigante y perturbadora novela que no dará respiro al lector. La autora, de origen coreano-americano, logra transmitir incertidumbre (y en ocasiones repugnancia) a lo largo de toda la obra, utilizando un estilo sencillo y ágil, con abundancia de diálogos, pero sin renunciar a escenas oníricas y sensoriales, típicas de la literatura asiática. La edición es sumamente llamativa y atrayente: un globo ocular está dentro de una boca. En esta ocasión, la traducción corre a cargo de Albert Fuentes.
En Los ojos son la mejor parte, el protagonismo recae en una joven llamada Ji-won cuya vida ha cambiado drásticamente con el abandono de su padre. Ella se ve desbordada cuidando de una madre destrozada y de una hermana pequeña adolescente mientras intenta aprobar los exámenes de su primer curso en la universidad y observa cómo la matriarca confiere su suerte a la ingesta de los ojos del pescado, un hecho que resulta repulsivo por la manera en que se describe, tan realista y visceral, y que resultará determinante en la trama.
En esta novela se plasma la fusión entre la cultura coreana, con sus costumbres, tradiciones y gastronomía, y la estadounidense, representada por personajes secundarios que aluden a la vida familiar de la protagonista. También resulta muy interesante la forma en la que la autora refleja, a través de personajes estadounidenses, los estereotipos asiáticos, prejuicios que quizás son fruto de su experiencia, ya que, al igual que sucede en la obra, la autora fue hija de una emigrante coreana y vivió su adolescencia en los Estados Unidos.
Las imágenes fantasiosas y viscosas aumentan paulatinamente y Ji-won va evolucionando, descubriendo al lector su pasado y su presente, como la relación con sus amistades, y haciéndole partícipe de sus obsesiones. Se convierte en un personaje complejo al que juzgamos duramente y al que entendemos, al que probablemente quisiéramos ayudar y al que, sin lugar a dudas, temeríamos.
Los ojos son la mejor parte bascula entre la novela costumbrista familiar y la novela negra con toques de fantasía, thriller y terror, algo difícilmente clasificable y, a mi juicio, combinado de la mejor forma posible. En todo caso, la original propuesta de Monika Kim es una lectura muy recomendable, cuya sucesión de acontecimientos nos obliga a continuar leyendo sin parar y cuyo desenlace convence. Eso sí, me veo en la obligación de advertir que quizás no sea una obra para todos los públicos: tiene escenas que causan aversión e incluso son difíciles de leer por la casquería que incluyen. Si la sangre y lo asquerosito no te incomodan, lánzate a por una de las novelas del verano y que probablemente sea uno de los títulos más señalados del 2025.