Revista Digital

Sencillamente conmovedora

Fuente: Sala Beckett

La temporada pasada, L’alegria ya cautivó al público de la Sala Beckett. Vuelve a hacerlo en su reposición, que coincide con las fechas navideñas. Marilia Samper firma el texto y la dirección de este montaje, resultado de su trabajo como autora residente de la Beckett la temporada 2016-2017. L’alegria nos cuenta la historia de Júlia, una madre trabajadora sin muchos recursos, y su lucha por conseguir una mejor calidad de vida para Eli, su hijo, quien sufre una parálisis cerebral. En el bloque donde viven, en el extrarradio, donde no llega ni el metro de la gran ciudad, hay nueve escalones en la entrada. Nueve escalones que separan a Eli de la calle. Cuando era más pequeño, su madre bajaba o subía a peso la silla de ruedas con su hijo, pero ahora Eli tiene veinte años y Júlia una hernia en la espalda y ya no puede subir y bajar la silla como antes. Así que Eli ya no puede salir a la calle, a menos que esos nueve escalones se transformen en una cómoda rampa. Júlia se informa de cómo hay que hacerlo e inicia todos los trámites para acabar con esa barrera arquitectónica, pero su iniciativa se ve frenada cuando necesita contar con el apoyo de sus vecinos. Y ahí empieza su lucha, una lucha que va a tratar de afrontar siempre con alegría.

Marilia Samper, con un texto que rezuma humanidad, nos confronta, sin echar mano de sentimentalismos ni compasión, con una realidad incómoda y, aun así, conocida por todos. A través de Júlia, nos señala aquello que falta en nuestra sociedad: más solidaridad, más empatía, más generosidad… La puesta en escena es sencilla pero eficaz, y destaca así el texto y el trabajo de los actores con sus personajes. En los papeles protagonistas encontramos a Lluïsa Castell, que lo da todo en esa madre coraje contemporánea, y a Alejandro Bordanove, que aprovecha el buen juego que da Samper a Eli para sacarle jugo a la multiplicidad de roles, desde el narrador hasta personajes esporádicos. Completan el reparto Andrés Herrera, quien nos sorprende con el toque flamenco inesperado y hermoso, y Marta Millà (en sustitución de Montse Guallar esta temporada). Las dos actrices y los dos actores ofrecen unas buenas interpretaciones acordes con la dirección. También cabe destacar la iluminación de David Bofarull y la escenografía de Enric Planas, ya que ambas contribuyen a crear esa sensación de sencillez y eficacia.

Por su coherencia escénica y dramatúrgica, L’alegria es una de esas obras que van cogiendo fuerza y volada a cada minuto que pasa para terminar conmoviendo al espectador. Todavía se está a tiempo de disfrutarla, porque sigue en cartel hasta el 4 de enero.

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