Estos días está recorriendo las redes un artículo de la revista Cosmopolitan en el que se dan consejos “románticos” y “dulces” para «dominar» a un hombre. El artículo comienza con la frase: “Hay dos cosas que hacen que un noviazgo prospere: generosidad y amabilidad…”, pero a juzgar por los consejos, parece que la que tiene que ser generosa y amable es únicamente ella.
Da sin esperar nada a cambio: Ni siquiera esperes que te agradezca. Sólo hazlo porque lo amas y porque quieres que tenga un bonito día.
Deja que escoja la película o el programa que quiera: Tal vez él también se sienta generoso y escogerá una que les guste a los dos, pero aunque no sea así, adáptate.
Prepárale el café en la mañana, incluso antes de que te lo pida: Y si sabes exactamente cómo le gusta y lo puedes hacer, te verás como la mejor, y más linda.
Estos son algunos de los consejos recogidos por la revista Cosmopolitan en su versión mexicana. Miles de mujeres leen cada día publicaciones como ésta. Mujeres que crecen asumiendo que “el amor duele”, que “quien bien te quiere te hará llorar” y que las relaciones de pareja consisten en un contrato en el que uno de los dos es dominado y en las que cierto grado de sufrimiento o dolor es normal. Mas que en los consejos, la clave está en el titular del artículo, donde se habla de «dominar», un eufemismo muy retorcido para que las mujeres crean que están dominando cuando realmente están sometiéndose.
El mito del amor romántico continúa estando muy arraigado y es difundido continuamente desde los medios de comunicación. Este mito estipula de qué forma debemos amarnos, sentir y relacionarnos en pareja y qué es amor y qué no. Así mismo, establece unas pautas encaminadas a formar relaciones basadas en la posesión, el dolor, los celos y el sufrimiento, impidiendo construir relaciones sanas y sirviendo de base, en muchas ocasiones, para la violencia de género y la justificación de comportamientos abusivos o violentos.
En el informe Andalucía Detecta del Instituto Andaluz de la Mujer sobre educación y violencia de género, se establecen 19 tipos de mitos y creencias asociadas al amor romántico. Algunos de ellos son: la idea de que “el amor todo lo puede” o que el amor “requiere entrega total”. El concepto de “amor verdadero predestinado”, es decir, de la media naranja o la creencia de que “el amor es posesión y exclusividad”, lo que conduce a normalizar los celos o entender los celos como expresión de amor. Fundación Mujeres recoge algunos datos del informe sobre lo arraigados que están estos mitos en la juventud andaluza de entre 14 y 16 años. En el siguiente gráfico se muestra la tolerancia de estos jóvenes a la frase “quien bien te quiere te hará sufrir”. Un 74,8% de chicas y un 68,2% de chicos están de acuerdo con esta afirmación.
Esta otra gráfica muestra que un 45,5% de las chicas estaría dispuesta a “implicarse y dar pero no a cualquier precio” y un 32,2% de los chicos a “darlo todo sin esperar nada a cambio”.
Estas ideas y comportamientos están arraigados tanto en chicas como en chicos y, en muchas ocasiones, incluso más en ellos, tal y como destaca Fundación Mujeres. Artículos como el de la revista Cosmopolitan son un ejemplo más de toda la propaganda que recibe el ideal de amor romántico desde los medios de comunicación. Cientos de películas, series de televisión, anuncios publicitarios, literatura y artículos en prensa, que son consumidos por chicas y chicos desde la infancia y que están al servicio de sustentar y propagar este mito. Todo un compendio de ideas que impiden construir relaciones sanas e igualitarias.
No deberíamos entender las relaciones de pareja como un “tira y afloja”, sino como una opción vital más, tan buena como cualquier otra, en la que de forma libre decidimos compartir nuestras experiencias y nuestro día a día con otra persona, con el fin de ser felices, no de destruirnos. Desterrar la idea de que nuestra misión en la vida es encontrar el amor, que ahí fuera hay una persona pensada especialmente para nosotros y que cuando la encontremos tendremos que darlo todo, hasta nuestra propia esencia, es fundamental, no solo para construir relaciones sanas, sino, simplemente, para ser felices.
Imágenes: RaKel Kiroga/Fundación Mujeres