Con Pluma y Pixel publica El mal de Casandra una historia de Alerta. Los límites entre ficción y realidad, en ocasiones, parecen desdibujarse. Atengámonos a expresiones del tipo “La realidad supera la ficción”. Esta frase y todas sus variantes reafirman la infinidad de posibilidades que podemos encontrar en nuestro día a día. Sin embargo, ¿qué ocurriría si lo que creemos empírico no lo es? ¿O que lo que nos parece imposible es viable? ¿Os habéis preguntado en alguna ocasión cómo actuaríais si os encontraseis ante una situación fantasiosa, como el protagonista de una novela? ¿Creeríais lo que veis o le buscaríais una solución lógica?
El mal de Casandra nos cuenta la historia de Niria, una joven condenada a un matrimonio concertado con el rey Héctor, un hombre violento y con desmanes agresivos. Su vida se ha convertido en una pesadilla. Niria desea huir y salir de allí, por lo que la noche anterior a su boda, cuando por fin se encuentra segura en su habitación, se encomienda a la deidad del lugar. Al día siguiente se despierta en un mundo desconocido para ella: el futuro. Desde este momento, se encontrará con Álex y Lorena, dos jóvenes que arrastran unas vidas difíciles y que la de ella está marcada por una enfermedad llamada El mal de Casandra.
El título de la obra de Alerta El mal de Casandra nos recuerda un poco al síndrome de la deidad griega con la que comparte nombre. La autora crea un juego entre lo cotidiano y lo sorprendente. La enfermedad y la fantasía, los fantasmas del pasado y la esperanza del futuro. Los personajes que protagonizan esta historia poseen un bagaje propio, pues habitan un mundo como el nuestro: una sociedad avanzada, con medicina, comercio, drogas, enfermedades, trabajo, religión, amor (en todas sus formas)… A través de ellos, observaremos cómo es posible hacer saltos de fe para creer lo que tus ojos ven, pero tu mente se niega a reconocer.
La editorial Con Pixel y Pluma apuesta por una novela narrada con una sensibilidad especial, pues la difícil línea que mezcla la fantasía y la realidad la difumina e invita al lector a empatizar con los personajes; además, nos hace reflexionar sobre las relaciones personales, la familia y, lo más importante, sobre la naturaleza. Esto último es vital, ya que todo lleva a un canto a la madre tierra y a cómo influye en nuestras vidas. Alerta escribe una obra breve, pero más que recomendable.