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«La próxima tormenta», la bella inmortalidad del verso

Álex Portero ha realizado un poemario portentoso, una alquimia maravillosa de las voces de los grandes poetas reinventadas en la suya propia: un libro imprescindible que ya tiene sitio preferente en el monte Parnaso.

la_proxima_tormentaMe gusta imaginar a Álex Portero como un dandy de finales del siglo XIX, un poeta romántico compañero de fatigas de Lord Byron o Baudelaire o Rimbaud y Verlaine que tras una noche de ebriedad por culpa de la absenta profiriera tal blasfemia o herejía que fuese condenado por los dioses a vivir eternamente. Un ser inmortal atrapado en este mundo nuestro de inmediatez, desmemoria y deshonor. Un bardo maldito dispuesto a cantarnos las cuarenta a la cara y de la manera más hermosa y descarnada posible, con su sublime manejo de la poesía. Disculpen el arrebato de fabulación romántica, debe de ser un dulce daño colateral tras la gratificante lectura de La próxima tormenta, el nuevo poemario de Portero publicado por la editorial Origami. En realidad lo contado anteriormente resulta casi más creíble, al menos concuerda más que la realidad ya que lo fabuloso es que Álex Portero siendo un poeta de nuestros días atesore tal grado de técnica, belleza, emoción y sabiduría en su escritura, algo que como digo estaba reservado hasta ahora a los más grandes.

No debo de ser el único que piensa así ya que el autor se sabe rodear de lo mejor para esta deliciosa edición de Origami; Mar del Valle realiza la impresionante y hermosa ilustración de la portada, toda una declaración de intenciones, mientras que el libro se abre con un prólogo brillante de José Ángel Barrueco y se cierra con un emocionante epílogo de David González, tres gigantes en lo suyo que arropan de la mejor manera posible el valioso contenido que encierra La próxima tormenta. Contenido que se me antoja, junto al ya comentado último libro de Isla Correyero, uno de los más felices acontecimientos de la poesía en nuestro idioma. La de Portero se aleja de la corriente moderna y de mucho éxito hoy en día de poetas canallas, de bar y humo de tabaco capitaneada por Carlos Salem, Scandar Algeet o Elvira Sastre, entre otros. Nada tengo que objetar contra esta poesía, todo lo contrario, me parece magnífica, pero se agradecen otros registros. Más si esos registros como en el caso que nos ocupa nos devuelven el eco de las voces de aquellos que cualquiera que haya escrito o leído poesía sabe reconocer como faros.

De hecho Portero no esconde sus referencias vitales y literarias como suelen hacer muchos escritores con falso pudor, todo lo contrario: La próxima tormenta se revela como canto de homenaje apócrifo de un poeta de nuestros días a sus antepasados de letras. El libro se divide en dos partes: “Eros o neo-mitología” y “Psique o De profundis”. En la primera el autor señala y denuncia con la brillantez de su verso a un mundo gastado, devorado por la ferocidad humana del que ya solo es posible salvar el amor una vez extinguidas la belleza, la imaginación, la magia o la naturaleza. Pero con una advertencia de venganza latente por parte de esta última. En este sentido el primer poema del libro titulado “El Verbo” resulta prodigioso avance de lo que viene a continuación por su capacidad de emoción incontestable, del amor como otra (o la única) forma de resistencia. De ese modo van desplegándose poemas como “Inmortales”, “Estrofas tristes para danzar”, “Apocalipsis” o “Sagradas escrituras” (por no mencionarlos todos) cargados de una insólita fuerza visual, de imágenes que se te tatúan en el alma esculpidas por la lírica exquisita de los versos del autor. La mitología o el simbolismo tan utilizados por los mejores poetas románticos regresan en la deslumbrante voz de Portero demostrando la inmortalidad de su mensaje. Dioses probablemente heridos, sí, pero todavía capaces de difundir sus enseñanzas.

La segunda parte del poemario se centra más en el propio yo del poeta, enfrentando tal condición con el mundo. Una apología de la diferencia y crónica del sufrimiento del artista ante el peso insoportable de lo real o vulgar y también bitácora sobre la creación literaria. Nuevamente el primer y maravilloso poema, “Yo no soy John Keats”, nos pone en situación. La emoción va en un apoteósico crescendo según avanzamos en la lectura y nos sumergimos en el incendio de verbo, ritmo y cadencia de los versos de Portero en los que uno no sabe si asombrarse de la excelente técnica o arrobarse sencillamente en la evocadora atmósfera. “Canción de la reina malvada”, “Insomnio”, “Bestia”, “En blanco” o ese descomunal “Final alternativo” vuelven a ser unas pocas menciones de lo que en realidad es un todo que estremece por su excelencia. La próxima tormenta es el libro de poemas que este siglo necesitaba, romántico, decadente, elegante, perfectamente imperfecto, exquisito en el trato, contundente en la lucha. Un libro para llevar siempre en el bolsillo interior del abrigo (negro, por supuesto) para poder releer en cualquier momento, recitar algún pasaje a la luz de las farolas o para que nos salve de los balazos de lo cotidiano.

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