Revista Digital

Televisión e Internet: Matrimonio de conveniencia

La Televisión se muda de pantalla, pero en esencia, sigue teniendo el mismo poder de siempre. Internet, su gran aliado. Y el espectador-usuario su seguidor más fiel. Ni audímetros, ni TDT: Televisión en Internet o Internet en la Televisión. ¿Una simbiosis perfecta?

Si John Logie Baird levantara la cabeza, asentiría con ella ante el fenómeno que se viene desarrollando. Todos sabemos que la Televisión hace tiempo que dejó a un lado su apariencia inocente, para convertirse en el instructor de la población mundial. El Totem de la civilización contemporánea. Si hubiéramos de rezar a un Dios (con todo mis respetos hacía los creyentes), éste sin duda alguna, sería cuadrado. Si la televisión ha sido el héroe durante muchos años, desbancando en la mitad del siglo XX a la “Gran Industrica Cinematrográfica” (recordemos la “Guerra de las Pantallas”, ahora es la misma televisión la que se ve afectada por un enemigo feroz,  hambriento y, sobre todo, “gratuito”: Internet.

Los amantes de la red, fieles defensores de la libertad y el libre acceso de contenidos,  auguraban e incluso auguran una fecha de caducidad para nuestra querida tele. Mas: ¿estamos ante el fin de la era televisiva? No lo creo.

La Caja Tonta, como se le ha denominado tantas veces, tiene un poder inigualable y las grandes empresas multimedia han conseguido solapar y co-nutrirse con Internet. Twitter, Facebook, Pinterest, Instagram, Google Plus… No hay red social que no se haya hecho con un programa de Televisión, o programa de Televisión que se haya creado su propio perfil en cada una de estas Redes Sociales. Si la Televisión –entiéndase, el aparato- era el otrora Totem de nuestra civilización, ahora lo es el ordenador, el móvil o la Tablet. Pero, ¿de qué hablamos exactamente cuándo hablamos de Televisión? En cualquier debate al respecto, deberíamos diferenciar a la Televisión como aparato y a la Televisión como conjunto de programas. Atendiendo a la segunda opción, desde luego, la Televisión no ha muerto.

Recién cumplido el cuarto aniversario del “Apagón Analógico”, comprobamos que la TDT ha desaparecido en muchos de los hogares españoles. El problema, quizá fuera, que si bien la TDT ofrecía una segmentación de contenidos para un público segmentado, ha acabado siendo un cajón de sastre en el que todo era más de lo mismo. O dicho de otro modo: un cubo de basura donde reprogramar refritos y demás productos televisivos.

“Claro, pero los jóvenes no ven la televisión”, pensaréis algunos. A lo que yo os responderé: “¿Seguro?”.  Como si de un matrimonio de conveniencia se tratara Televisión e Internet van de la mano, el fenómeno de las series, es un ejemplo de ello. Por no hablar de los vídeos virales: ¿Quién no ha colgado alguna vez en su biografía de Facebook un vídeo sobre alguna cagada de algún presentador (o presentadora)? ¿Quién no ha escrito un “estado” reflexionando sobre un capítulo o una escena de una determinada serie? Por lo tanto, reitero: no, la Televisión aún no ha visto el fin de sus días.

El problema son los contenidos, o más bien, la preferencia de contenidos del espectador-usuario joven.  Lo más parecido que tenemos aquí en España a Netflix es YOMVI, y aun con ello,  la mayoría de las series no se pueden ver en versión original. También, tenemos WuakiTV o Amazon Instant Video. Quizás, ese sea el futuro en España: unos contenidos de calidad por los que el espectador pague un precio razonable. Canal + es consciente de ello y, seguramente, no tarde en sorprendernos. Ya lo está haciendo.

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