
Hay leyendas de personas que han envejecido esperando a que les sirvieran su gin-tonic; hay quien habla de cócteles más parecidos a ensaladas que a bebidas; hay quien afirma que si no lo has probado con cuerno de unicornio rallado, no entiendes ni de ginebra ni de tónica. También hay quien cree que cuando algo se pone de moda, la tontería se dispara hasta límites insospechados.