La lejanía geográfica y la poca interrelación histórica motiva que los españoles, por lo general, no conozcamos apenas la cultura hindú. Si la Revolución Cultural originada hace cuatro décadas nos ha hecho familiarizarnos a marchas forzadas con China, el subcontinente indio es todavía visto con un cierto exotismo.
La historia de India es, sin embargo, apasionante y ofrece una de las mayores muestras de sincretismo religioso de la humanidad. El encuentro de las religiones musulmana e hindú y de sus culturas dio lugar al denominado “encuentro de dos océanos”: vastos, con rasgos propios, pero comunicados en la idea de que todos los seres y religiones comparten un punto en común: actuar bien consigo mismos y con los demás.
Desde el 23 de marzo y hasta el 16 de julio de este año 2023 tenemos la oportunidad de conocer de cerca esta rica cultura: la exposición “India: Pinturas del San Diego Museum of Art” (https://www.indiaenmadrid.com/) trae al CentroCentro de Madrid casi un centenar de obras de los siglos XVI a XIX que forman parte del San Diego Museum of Art de Estados Unidos. Las obras proceden de la colección de 1453 piezas de arte turco, persa e indio del filántropo Edwin Binney tercero (1925-1986), heredero de la marca Crayola (los inventores de las ceras, rotuladores y lápices de colores similares a los Carioca que hemos usado desde niños).
Se trata sin duda de una ocasión excepcional, por lo que hay que apresurarse para no perderla (solo se vio algo parecido en España hace diez años: en el 2012 otra selección fue expuesta en el Museo Thyssen, con el título Visiones de la India; en Estados Unidos, hace siete, en el Museo de Arte Blanton).
A lo largo de seis grandes salas, la exposición muestra 84 obras distribuidas en dos ámbitos temáticos: «El trono, la caza y el corazón» y «El elefante en la pintura india». En la primera podemos ver ilustraciones de la vida cortesana de los siglos XVI a XIX, que muestran la pompa de los gobernantes durante los reinados mogoles, rajastaníes o decaníes, con espectáculos de música, danza, escenas amorosas sensuales o salidas para caza de ciervos, leopardos y tigres. Recordemos que, en el Indostán, la confluencia de mogoles, persas, musulmanes e hindúes originó una sociedad refinada de las que son reconocidas muestras arquitectónicas como el Taj Mahal o el Fuerte Rojo (de Delhi, de Agra).
Un rey y sus cortesanos escuchan a un músico (Maharastra, ca. 1750)
En la segunda sección temática podemos ver dibujos, pinturas y también alguna xilografía de elefantes, que eran empleados tanto en el campo de batalla como en espectáculos de combates entre ellos. Asimismo, eran venerados en la figura de Ganesh, el dios con cabeza de elefante.
Elefantes y cornacas en lucha deportiva (primer cuarto s. XVII)
El dios Indra, montado en el elefante Airavata, marchando hacia la batalla con su ejército (ca. 1840). Detalle
Debe considerarse que, en la tradición pictórica hindú, frente a la occidental, las pinturas no siempre se exhibían en paredes, sino que muchas veces se creaban para ser guardadas en libros encuadernados, formando álbumes que entretenían a la realeza: por esto eran de pequeño formato, lo que no impedía un gran detallismo en la representación de la naturaleza; asimismo, empleaban junto a los pigmentos materiales nobles como seda, oro y plata.
La exposición se complementa con varias videoproyecciones que permiten ver mejor los detalles de algunas de las piezas.
Quien esté interesado en conocer más tras visitar la exposición, puede ver la serie The Story of India de la BBC (titulada en español como Leyendas de la India); en ella, a lo largo de seis episodios, Michael Wood recorre los lugares de este inmenso territorio explicando su historia desde los orígenes hasta nuestros días.
Quien prefiera leer, aparte del catálogo de la exposición que se puede adquirir a la salida, también puede hojear el manual de Roy C. Craven, Indian Art: A Concise History (Thames & Hudson, 1997) o revisitar las impresiones de viaje de Vicente Blasco Ibáñez (La vuelta al mundo de un novelista), que recaló por allí en sus viajes por los cuatro continentes, o leer la novela Pasaje a la India (1924) de E. M. Forster, ambientada en la época colonial británica.
En todo caso, no desaprovechen la oportunidad de visitar la exposición, ya en sus últimos días: habrá que esperar otros diez años para volver a tener algo parecido en España.