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Johnny Rotten la tiene pequeña

La ira es energía. Memorias sin censura, publicado por Malpaso, es, evidentemente, un libro de memorias, escrito cuando Johnny Lydon contaba 58 primaveras, y es posterior a la autobiografía Rotten: No irish, no blacks, no dogs, escrita en colaboración entre Lydon y los hermanos Keith y Kent Zimmerman, responsables a su vez de la biografía del líder de los Ángeles del Infierno, Sonny Barger.

la-ira-es-energiaEn 2008 tuve la suerte o la desgracia de ver a los Sex Pistols en directo, en el Azkena Rock Festival, en Vitoria. Fue la última gira de la banda, que aparecía y desaparecía de los escenarios cuando John Lydon, más conocido como Johnny Rotten, tenía a bien llamar a sus ex-compañeros para intentar revivir los laureles del éxito. Cuando el concierto estaba bien caliente, y los punks que deambulaban por los alrededores del recinto tiraron las vallas y entraron gratis junto con perros, calimochos y bicicletas, llovieron objetos arrojados por el público al escenario. Uno de esos objetos era un teléfono móvil, que pasó muy cerca del líder de la banda. El vídeo de la agresión aún se puede encontrar en Youtube. Rotten detuvo el concierto y nos dio la descripción del tipo que había arrojado el móvil adornada con todo tipo de insultos incitando al linchamiento, y continuó cantando. Ese día supe que Johnny Rotten es un hombre de mucho carácter.

El indiscutible líder de los Sex Pistols y Public Image Ltd (PiL) se nos presenta aquí sin intermediarios, y a lo largo de más de 600 páginas, nos cuenta todo lo que siempre quisimos o no quisimos saber sobre su vida personal y artística: su trayectoria musical, su relación sentimental con quien es su pareja desde hace décadas, Nora Forster, su tormentosísima relación con los Sex Pistols restantes y los miembros de PiL con quienes jamás volverá a cantar.

El autor reconoce que compartir algo con él, profesional o personalmente, es complicado. Lo demuestra cuando habla de las personas que han pasado por su vida. Vivian Westwood y Malcolm McLaren salen muy malparados, como dos verdaderos fantoches infantiles. Joe Strummer o The Damned reciben sus correspondientes puñaladas, especialmente el líder de The Clash, y así ocurre con gran parte de las personas que han pasado por su vida, a excepción de su familia y su pareja. Aunque Lydon habla en el libro largo y tendido sobre su primera banda, es bastante obvio que se siente mucho más orgulloso de su banda posterior, PiL, que ha ocupado su vida artística desde los años 80 hasta hoy. A pesar de esto, su relación con Sid Vicious es analizada, inevitablemente, desde su amistad adolescente, pasando por el intento de Lemmy Kilmister (Motörhead) de enseñar a Sid a tocar el bajo infructuosamente, hasta el asesinato de Nancy Spungen y la posterior muerte del no-bajista, por la que sorprendentemente Johnny Rotten pasa de puntillas, tal vez por el dolor y por llevar más de 30 años explicando lo ocurrido.

Es un libro sincero en el que se desnuda y se nos muestra un punk muy humano, como demuestra la conmovedora relación que tenía con su padre. Un ególatra tímido y salvaje, vengativo y tierno, que odia que en su país de origen (hoy vive en California) los pubs obreros de toda la vida se estén transformando en «putos gastrobares»; que no soporta a los vegetarianos de «carne es asesinato», poseedor de una intransferible y extraña ideología que nunca reniega de su condición de clase obrera, presente en todo el libro; orgulloso de ella y de que unos chavales de su clase pusieran patas arriba el panorama musical de finales de los 70, e incluso orgulloso de haber participado en programas televisivos y anuncios de mantequilla. Johnny Rotten, para bien y para mal, parece absolutamente incombustible, lúcido y con ganas de seguir dando guerra. Su voz sincera y sin censura (piensa que quienes lucen ostentosamente coches de lujo y joyas no son de fiar y son «unos hijos de puta») es asfixiante a veces y estimulante otras, y la sinceridad llega hasta el punto de admitir que la única vez que sus genitales tuvieron un tamaño normal fue cuando le picaron 6000 mosquitos durante la grabación de un programa televisivo.  Sí, Johnny Rotten la tiene pequeña.

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