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Maguire transforma la historia del Cascanueces

Los cuentos de hadas se reescriben y, esta vez, le toca a la obra de E.T.A. Hoffman: El cascanueces y el rey de los ratones. Gregory Maguire escribe su versión personal bajo el título Hiddensee. El cuento del cascanueces que fue y será, publicado por Alethé. Una recreación que presenta una nueva visión del relato original, adquiriendo una temporalidad ampliada y una dimensión con toques culturales y familiares que aportan un enfoque interesante que mejora página a página.

Un niño abandonado y criado por dos ancianos es el cuadro narrativo con el que se inicia Hiddensee. El vislumbramiento de la muerte por parte del joven Dick y su encuentro con la reina del bosque, y los animales fantásticos que allí habitan, darán comienzo a la aventura vital del muchacho. A lo largo de este camino, irá conociendo poco a poco el mundo, consolidando su personalidad y dándonos las claves para ir entreviendo los datos estratégicos que nos remiten al cuento de E.T.A Hoffman. Así pues, queda entrelazada esta historia del famoso Nussknacker con el misterioso fabricante de juguetes Drosselmeier y de cómo éste guía a Klara, una niña enferma, a través de un paraíso de ensueño en la víspera de Navidad.

Hiddensee es una historia con unos rasgos narrativos que recuerdan a los cuentos de hadas europeos. Su lenguaje, oscuro y directo, con una narrativa que llega a ser elíptica, se inserta en un ambiente místico que transporta al lector a reinos fuliginosos. Un  texto que va in crescendo, va cogiendo cuerpo a medida que se desarrolla la historia y nos acercamos a la madurez del protagonista y el mundo de Maguire se va definiendo. Además de tomar como base El cascanueces, Gregory incluye guiños a los hermanos Grimm, al bosque negro encantado de Bavaria y los salones de Munich. Este libro nos recuerda a historias como Odd y los gigantes de escarcha de Neil Gaiman por embeber de la tradición oral y escrita europea.

Gregory Maguire gira, retuerce y estira el universo de El cascanueces —como antes había hecho con el de Oz en Wicked o Wonderland en After Alice—. Para ello se sirve de los elementos de los cuentos que todos conocemos, manteniendo el tono oscuro, crudo y fantástico de El cascanueces y añadiéndole su toque personal, creando una obra nueva con un desarrollo temporal amplio, gracias al cual se puede conocer la historia desde un punto de vista que aporta misterio, afabilidad por el protagonista e inquietud por el devenir.

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