Revista Digital

La elegante sinceridad de Marta Riezu

Marta Riezu - Agua y jabón
Marta Riezu, Agua y jabón, en la edición de Anagrama

Fue en un viaje a Almería, en agosto de 2022. Entré a una librería y por azar descubrí el libro de Marta Riezu, Agua y jabón: apuntes sobre elegancia involuntaria (Torrenueva, 2021; reed. Anagrama, 2022). Estaba encima de la mesa de destacados. Pero no era ninguna casualidad: el librero lo había colocado allí a propósito, uno de los libreros de toda la vida, de esos de barrio que atienden a los clientes perdidos y saben recomendar entre la marabunta de sobreproducción de títulos que inunda el mercado editorial. De los que ya cada vez quedan menos, vaya, ante la proliferación de cadenas de librerías y la impersonalidad de las secciones de libros en centros comerciales junto al pasillo de jardinería.

Así fue como descubrí el libro de Riezu. Un título nada pretencioso y, por cierto, muy poco comercial. Pero bastó hojearlo para que me llamara la atención: sus notas, apuntamientos, me trajeron a la memoria al instante las de un diario (concretamente, del mío, con las notas y reflexiones que llevo apuntando desde hace años sin ritmo ni orden). En sus páginas se reunía una selección de apuntes fragmentarios sobre objetos cotidianos, personas, lugares, experiencias previas, emociones … entresacados de cuadernos escritos durante años con páginas y páginas de escritura en silencio: en definitiva, una vida interior recogida ahora expuesta a los ojos de los demás.

Quien haya consultado algunas entradas anteriores en La Huella Digital habrá visto que soy más devoto de los libros de memorias y de ensayo que de los de narrativa: Jaime Gil de Biedma («La prosa de un poeta»), Juan Marsé («Notas para unas memorias inconclusas»)… Trazar una historia de ficción y hacer bailar personajes tiene su mérito, sin duda, y su técnica, pero desnudar nuestros miedos y alegrías ante los demás me llega dentro mucho más. Podremos compartir o no puntos de vista, ideas y opiniones, pero abrir la mente a otra manera de ver el mundo es siempre enriquecedor: ¿es mi visión, acaso, la única posible?

Que tengamos la misma edad quizá fue también otro de los puntos que me hicieron congeniar con este libro, pero, pensándolo más profundamente, no lo creo: parecemos ella y yo extraterrestres en algunos aspectos, pues, además de vivir en ciudades distintas, tener sexos diferentes, ni he tenido nunca criada ni me visto con ropa a medida. Sí coincidimos en la curiosidad hacia los aspectos mínimos, en la búsqueda del detalle, en la reflexión sobre lo que es pero bien podría ser de otra manera.

El libro se divide en tres partes: «Temperamentos», «Objetos», «Lugares». Esta es la estructura, aunque bien podría ser otra, porque la lectura, fragmentaria, podría empezar por las páginas del comienzo como por las del final. La propia autora lo dice en el prólogo: abra por donde le plazca, aquí no habrá personajes que desaparecen o parlamentos que avanzan la acción, como en las novelas; aquí la brújula son las afinidades y la curiosidad. O su tiempo, o su pereza. En cada sección, reflexiones sobre objetos, lugares, personas y, cómo no, sobre sí misma tras una meditada observación.

La obra fue publicada en 2021 en la editorial Torrenueva con una tirada que se agotó rápido y sin intención de reeditarla. Al cabo de un año (junio de 2022), sin que sepamos de dónde procede la iniciativa (de editores o de autora), se publica en Anagrama.

De la edición de Anagrama algunas cosas se pueden decir: primeramente, gracias (por habernos dado la facilidad de leer estas páginas que, de otra manera, habrían quedado recluidas a solo los 1500 lectores de su edición anterior). En segundo lugar, enhorabuena (por el tino comercial de hacerse con los derechos: todo apunta a ventas persistentes en el largo plazo de un libro de fondo). Por último, qué gran error de edición (pues, por homogeneizarla con los demás títulos de la colección «Compactos», ha perdido la numeración de los epígrafes que le dio la autora en la edición original, ha desaparecido el color de las fotos, la compaginación y el buen gusto de la edición que había en la de la editorial Torrenueva): tenemos el contenido, pero se perdió la forma; se perdió una parte de la magia.

El libro de Riezu es un diario condensado y revisado convertido en cuaderno de apuntes; un libro aparentemente simple, pero muy personal, que se lee con placer. En una época en la que todo es brilli-brilli y espectáculo televisivo, toparnos con la sinceridad no tiene precio. ¡Quién sabe!: Quizá los nuevos Séneca y Marco Aurelio pervivan entre nosotros, pero sus libros no hayan conseguido ver la luz por no poder atravesar la maleza de los escritores comerciales y el visto bueno homogeneizador de los grandes grupos editoriales. Pensemos que este de Riezu sirva de ejemplo para otros y aumente el interés por la mirada introspectiva y la lectura de calidad humana.

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